jueves, 7 de noviembre de 2013

‘Krokodil’, la devoradora de adictos, llega a la frontera de México Segunda Parte.





Morirse vivo
Las autoridades rusas de salud alertaron de la rápida expansión de krokodil a principios de 2010. Para entonces, calcularon, cerca de 2.2 millones de personas, sobre todo individuos en extrema pobreza entre los 17 y 20 años, ya estaban “enganchados”. 

Médicos que en esos primeros años trataron enfermos en el sur de Rusia, en Ucrania y en Kirguistán, describieron los síntomas de la adicción: “Venas inflamadas, heridas que no cierran, olor persistente a farmacéuticos”.

Hace apenas unas semanas, expertos en abuso de sustancias que atienden un centro de cuidados a las afueras de Phoenix reportaron a las autoridades estadounidenses de salud a dos pacientes adictos al krokodil o desomorfina. Dijeron que la droga “seca y expone la carne viva, y da apariencia escamosa a la piel antes de disolverla”.

De hecho, el nombre “cocodrilo” viene de esa apariencia escamosa que muestra la piel de los adictos.

Los expertos del centro alertaron que como sus efectos no han sido ampliamente expuestos entre la población, existe “el riesgo de que su uso se convierta en una tendencia ascendente”.

“Debido a que se puede hacer fácilmente en casa, la droga es muy peligrosa; sobre todo porque no hay ninguna mezcla perfecta. El problema con todos estos medicamentos y productos químicos emergentes es que no sabes lo que vas a conseguir”, explicó hace unos días el portavoz de la DEA, Rusty Payne. “Estás jugando a la ruleta rusa”.

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